¿Sabían? La obra está basada en el libro Frenesí del conejo universal, del autor argentino Diego Materyn.
Al margen de cada soporte por el que vemos contada la historia, vale la oportunidad ahondar en cómo se construyó esa versión. Sabemos que toda transposición tiene su magia propia, y lo vimos en la nota sobre qué es la originalidad.
La temática de la obra es sumamente rica: la institución escolar —guau, tan grande, tan vieja, tan estática, tan todo— y sus problemas de no adaptación a las prácticas actuales. Y la forma que eligieron lxs directorxs, bien poética: los silencios y ruidos fueron pensados individualmente para funcionar como un todo que de a ratos incomoda.
La obra transmite esa esencia de la adolescencia, de esxs jóvenes de 15 años que desenvuelven bloqueos que van a acompañar y reformular su vida adulta.
¿Y la escuela? La escuela es un receptáculo de todas esas emociones pero parece funcionar al margen. Parece ser sólo el edificio y el pizarrón. ¿Todxs lxs adolescentes necesitan lo mismo? ¿Cómo se adapta la institución a escolar a cada subjetividad? ¿Y la subjetividad del docente? ¿Cuál es el puente?
Carla Bleiz