Susurros #ElAmanteDeLosCaballos

La forma de conectarse con su profundidad siempre fueron los susurros: así hablaba con su familia, ocultaba tristezas y, de a ratos, se volvía imperceptible.

Si bien El amante de los caballos tiene a una sola persona en escena, ella retoma, remite y resignifica todos sus recuerdos sobre su familia y los caballos. Por eso se va mimetizando en eso que la acerca, y se va a llenando de dolor de aquello que la distancia. ¡Hay tantos personajes en un momento!

“Le dije que también estaban en mí los ritmos de la intensidad en la que él estaba a punto de entrar”, le dijo a su padre. Y es que allá, donde pudo comprenderlo y meterse en su mundo, también estaban los susurros.

Carla Bleiz

¿Querés ver la ficha técnica de la obra El amante de los caballos?

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