La arena cae anacrónica, liviana, inconstante. Federico García Lorca evidentemente está muy cerca de ahí. Se escuchan versos, cartas y fragmentos de sus obras. Se homogeneizan —y distancian, a la vez— planos, narrativas y texturas sonoras.
Este año se cumplen 80 del fusilamiento de García Lorca en la guerra civil española, con la dictadura de Francisco Franco. Unos días antes del aniversario de su asesinato, se estrenó la obra que funde su poesía con las inquietudes y desvelos de la España del 30.
España era fascistas y antifascistas, franquistas y republicanos, y Federico García Lorca apoyaba a la República con todas sus palabras. Lo detuvieron en Granada por ser “un escritor subversivo y un homosexual”*, y luego fue fusilado junto a un maestro y dos toreros anarquistas.
Desde el sonido del escurrir del agua en el balde hasta el espeso rojo que marca el cuello, Mil Federicos narra todo a través de la poesía. Aquí es el lugar donde Federico sigue siendo capaz de expresar la angustia del mar en un personaje, y de contar la desesperación de los soldados enemigos de la guerra. Siempre es un buen momento para retomarlo.
Contexto: Funciones los domingos 18.30 h en La carpintería (Jean Jaures 858), Capital Federal, Buenos Aires, Argentina. Conseguí las entradas acá.
Carla Bleiz
*En Gibson, Ian (2007) Cuatro poetas en Guerra, Barcelona, Planeta.
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