La revolución siempre estuvo en la poesía: No daré hijos, daré versos

A sus cinco años sabía leer y escribir bien, a sus diez componía versos, y a partir de sus dieciséis, en 1902, empezó a publicarlos en la revista La Alborada. Más tarde inauguró una sección en la que retrataba mujeres que sobresalían de la burguesía montevideana, tanto a nivel cultural como social. Ella hablaba con el arte: con las palabras y las formas. Ese era su modo de gritar por ese sujeto femenino, erotizado, distinto al tradicional.

“Yo no vivo, yo escribo”, y es que ese era el modo en el que Delmira Agustini sentía movimiento. Su velocidad era introspectiva, reflexiva, artìstica, y sus sonidos internos se escuchaban con intensidad.

Quizás esos ruidos eran tan fuertes que perturbaban a quienes no podían entenderlos. Y es que la bala de Reyes que atravesó el cuerpo de su ex esposa buscaba callarla, porque esa es la única forma de disolver las palabras, de derretir los pensamientos, de estrellar las miradas; de “dar silencio a una mujer que no tiene silencio” sino que más bien, que vivía para el decir.

Recursos para destacar: El trabajo literario de Delmira Agustini se materializa en distintos formatos dentro del desarrollo de la obra y, desde el comienzo, está muy bien pensado y logrado. Asimismo, destaco la dinámica de diálogos y roles cruzados.

Contexto: Funciones en el marco del Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América los lunes a las 21 h en Timbre 4  (México 3554), Capital Federal, Buenos Aires, Argentina.

Carla Bleiz

 

 

Fuente de biografía sobre Delmira Agustini: http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/agustini/biografia/biografia_01.htm

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s