Marea es el mar que reúne a los tres hermanos un verano, pero también es el mar que sacude con todos los accesorios y maquillajes que cada uno utiliza para sí mismo, y aquellos con los que se constituye el núcleo familiar.
La obra establece una analogía entre el mundo animal —con sus hábitos y conductas— y las acciones humanas. Así como “la hiena con más de dos crías suele permitir que los hermanos peleen entre sí por un mismo trozo de comida si no está la madre”, los hermanos de la familia muestran en sus vínculos algunas de sus miserias más profundas.
Como en la esfera animal, se legitima que los hijos mayores ataquen al menor, y que “el más fuerte venza al más débil”, aunque en la humanidad lejanamente la fortaleza tenga que ver con la edad.
Santiago es el más chico de los tres hermanos, pero aquel que desde su lugar desestabiliza la falsa armonía. En su lucha predomina un escepticismo hacia la hipocresía. Él es la sensación constante de estar en el lugar equivocado, “dormir en la cama equivocada”, vivir en el espacio equivocado. En definitiva, es la distancia con la que se mira una familia de la que no se siente parte.
En ese alejamiento, los idiomas y movimientos de tantos animales distintos lo aturden, y queda expuesto. Como el pingüino —tal como lo llamaban—, cuando queda rezagado se distancia del grupo y se va a la montaña solo a permanecer el resto de su vida.
Los pájaros, osos, conejos, gallos, gallinas, monos nunca entenderán su lenguaje, y tampoco los demás el del pingüino. Entre tanto ruido y sentidos distorsionados, alejarse puede ser la mejor forma de verlo bien de cerca.
Recursos destacables: El paralelismo entre la vida animal y humana mediante fragmentos de estilo documental y representaciones de animales aporta y está muy bien realizado. Además, hay una variada utilización de tipos de iluminación, entre ellos, escenas con linterna y proyector de diapositivas.
Carla Bleiz