Muerde es una obra de teatro virtual escrita y dirigida por Francisco Lumerman, y protagonizada por Alfonso Dibos, que nos recuerda que todos y todas tenemos el derecho de alzar la voz, entender qué pasó y encontrar quiénes somos. Y en ese proceso, a veces hay que morder. Como René, que muerde con rabia, con amor y con silencio.
Pensar el teatro en medio de una pandemia mundial es pensarlo desde nuevos lugares en todas las instancias implicadas en la pieza teatral: desde la construcción del guión y personajes, hasta metodologías de ensayos e intercambios, pasando por la escenografía, iluminación, sonido, rol de la cámara, y puesta en escena en general.
Muerde es una obra de teatro virtual pensada desde su concepción como tal. Y eso no es menor. Eso implica que tuvieron que reestructurarse y formularse nuevas formas de pensar y pensarse haciendo teatro. Con respecto a la experiencia remota, Francisco Lumerman decía: «Sabíamos que la percepción iba a ser a la distancia, entonces tenía que ver con decodificar nuevas formas de trabajar».
Pero eso no es lo único que cambia con este contexto: las nuevas formas de producción implican nuevas formas de consumo, con las subjetividades que se ponen en juego en ese proceso. Entonces, ¿cómo se reconfiguran las dinámicas teatrales? ¿Cómo se piensa la convivencia entre formatos? ¿Cómo cambia el hecho teatral en sí?
Lo cierto es que un nuevo formato invita a conectar elementos que antes quizás no se pensaban juntos, y eso promueve un nuevo juego creativo. Pero también, como en el caso de Muerde, puede llegar a conectar personas y espacios geográficos, en un momento único a través de una proyección virtual.
Carla Bleiz