Valoro mucho esas obras en las que los recursos de la ternura y la risa sirven para contar algo tan cotidiano y doloroso. El placer habla de un duelo, pero también de distancias y encuentros en medio de eso.
Y así como hay distancias que están entre personas que están todo el tiempo juntas, también hay encuentros que atraviesan años de silencio. ¿Qué hace falta para el (re)conocimiento de los vínculos? ¿y de los roles?
En la obra, ese adentro y afuera de quienes hacemos parte de nuestra distancia o de nuestro encuentro se refleja además por la escenografía: es el juego conceptual entre el interior del hogar y el aire libre. ¿Qué es cada cosa?, ¿qué elementos tiene?, ¿cómo se relacionan entre sí?, ¿cómo cambian a través del tiempo?
Al pensar la triada espacios- objetos- personas, se me vinieron otras dos obras también muy buenas que vi: Para partir y Las cosas de Mabel. ¡Qué genial poder contar con ese teatro!
Carla Bleiz