Casi por casualidad fui a ver La niña vergüenza el mismo fin de semana que se hizo el 34° Encuentro Nacional de Mujeres en La Plata. Ya se vivía un clima particular, y la obra lo siguió expandiendo.
Y es que La niña vergüenza es una historia que comienza en la -aparente- individualidad y se expande hasta llegar a lo colectivo, a nuestro dolor compartido, a la piel de gallina que nos atraviesa a todas las mujeres en algún momento.
Por eso, aún con elementos escenográficos pequeños es tan potente es su planteo. Un personaje en escena, y algunos movimientos y objetos crean momentos poderosos acerca de la falta y el silencio. Pero también, acerca de eso que se construye cuando la falta y el silencio ya estuvieron en el centro por mucho tiempo: la vergüenza.
Carla Bleiz