Liberarse de la cosmovisión: Fanny y el almirante

¿De qué se liberó la “revolución libertadora” de 1955? ¿Del compromiso político de la sociedad civil? ¿De la inclusión de más personas para reconocerles derechos? ¿De la discusión por la distribución de la riqueza?¿Del nombre de Perón? ¿De personalidades del arte involucradas en la política como Fanny Navarro? Puede ser todo eso, pero también pudo no haberse liberado de nada de eso y sólo haberle tirado polvo encima.

Los placeres de Fanny Navarro y el Almirante Rojas son bien distintos, y en la obra se exageran para que la distancia sea mayor. Se contrapone el pensar en la comunidad, en el colectivo, y en el sueño que fue conocer a un personaje político que focalizara en ello, con el disfrute por llevar adelante la autoridad, por las jerarquías verticalistas, por ser “quién decide” y remarcar que no hay capacidad de elección en la otra parte. Se chocan mundos que disfrutan escuchar a Homero Manzi con otros que viven casi de forma orgásmica dar una señal de “fuego”.    

”¿Anda el teléfono?”, se preguntan Fanny con su madre cada vez que hay una situación angustiante, incómoda. Es que “meterse en política” fue lo que su madre le recrimina a cada momento, pero también el síntoma de una situación económica para vez más escalofriante.

Fanny y el almirante enfrenta dos cosmovisiones que recuperan experiencias y sentidos construidos en la historia argentina. Igual que en nuestro origen, seguimos siendo un cúmulo de heterogeneidades.

Contexto: Funciones los jueves a las 21 h en Teatro La Máscara (Piedras 736, C.A.BA.).

Carla Bleiz

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