Qué lindo es el teatro. Siempre podemos encontrar algo nuevo para desmenuzar. En este caso, me parece que la obra Los días de la fragilidad desarma muchos imaginarios ya preconcebidos y abre el juego a nuevas significaciones.
Entre todo eso nuevo podemos hablar de: ¿quién está habilitadx a vivir el fútbol desde un lugar pasional y de estrella? ¿Quién transmite esa pasión futbolística que viene «desde la cuna»? ¿Qué sucede con la diferencia de edad en las relaciones? ¿Y con las relaciones mismas? ¿Cuáles son las condiciones físico-emocionales para el enamoramiento? ¿Hay? ¿Cuál es la representación a la que siempre asistimos sobre personas con algún tipo de discapacidad? ¿Hay variedad en esas representaciones? ¿Dónde está el eje cuando se las representa?
La disposición del espacio y los diálogos van incomodándonos de a poco hasta que nos creemos y sentimos ese amor. Ese amor que, también de a poco, se (nos) transforma en lo más grande de la obra.
Carla Bleiz