A esta obra llegué casi por casualidad, pero noté algo muy atractivo cuando vi que se trataba de los 100 años que se cumplen de la revolución rusa y que tenía el foco en Aleksandra “Shura” Kollontá, revolucionaria y feminista soviética (y la primera en ocupar un puesto de gobierno).
Arde brillante en los bosques de la noche es ultra metatextual (¿qué es eso? Ahí profundizo): se trata de un producto de un lenguaje que está dentro de otro producto con otro lenguaje, y dentro de otro producto con ooootro lenguaje. Es una mamushka gigante que materializa contradicciones con sentido del humor y complejidad al mismo tiempo (no es fácil, ¡oiga!).
Las historias están bien hilvanadas y tocan lugares y prácticas de personajes históricos y representantes de grupos sociales que se vuelven tangibles. Aquí la contradicción de la teoría y discurso académico progresista no necesita de las palabras para volverse actualidad: materializa prácticas y genera preguntas a partir de un todo cotidiano. Resuelve maravillosamente eso que vi en otras obras pero costó sacarlo del papel del guión. ¡Brindo por eso!
Carla Bleiz